El pasado 23 de agosto se dio a conocer que el nuevo director de la Policía Nacional, el general Henry Sanabria, afirmó que el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) llegará a su fin tal y como lo conocemos, y que en su reemplazo se creará lo que se conocerá como la Unidad de Diálogo y Acompañamiento a la Manifestación. ¿Realmente esta decisión significa un cambio profundo dentro de esta fuerza de choque o simplemente se trata de un cambio estético y superficial?

Durante su campaña presidencial, el hoy presidente, Gustavo Petro, prometió que acabaría con el Esmad, luego de que este cuerpo policial dejara, entre otras cosas, aproximadamente 24 personas muertas durante las manifestaciones del 2021, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Ya han pasado más de 20 años desde que se creó esta fuerza policial y principalmente desde el Paro Nacional del 2019 se viene exigiendo desde el sector alternativo que sea desmontada por el Gobierno Nacional.

Pues bien, lo que muchos no esperamos ni queremos es que dicha promesa de Petro se materialice a través de simples cambios de color de las tanquetas y uniformes de lo que hoy es el Esmad (porque sí, esos son algunos de los cambios anunciados). Queremos y esperamos más cambios como el que consiste en acondicionar varias tanquetas del Esmad para que empiecen a funcionar como ambulancias que trasladen a los heridos producto de las manifestaciones; propuesta que, según Sanabria, se está analizando.

Es ilógico e utópico imaginar o creer que un país puede desarrollarse bajo la normalidad sin una fuerza de choque como el Esmad, por lo que resulta imposible un desmonte total y permanente de este. Lo que sí se debe hacer es acabarlo de raíz y volverlo a montar desde cero, ya que este cuerpo policial requiere de una reforma profunda, en la cual se depuren aquellos miembros que van en contra de los DD.HH. dentro de las manifestaciones y en su reemplazo se adhieran quienes buscan salvaguardar el orden nacional sin contar muertos.

“Una modificación en ciertos protocolos de actuación, básicamente, ser la última forma para ingresar a una situación que amerite su intervención”, indicó el general cuando habló sobre este tema. Es decir, a partir de la creación de la nueva unidad, primero se agotarán dos posibilidades antes de dar paso al actuar de esta fuerza de choque en las manifestaciones: una en la que personas ajenas a la policía intentarán establecer un diálogo con los involucrados, y otra en la que no ahondó Sanabria. Además, se está evaluando la posibilidad de que armas como “Venom”, que fue tan criticada durante el último Paro Nacional, dejen de ser usadas por el “nuevo” cuerpo policial.

Lo anterior da una pequeña esperanza de que los cambios en la transición del Esmad a la Unidad de Diálogo y Acompañamiento a la Manifestación sean profundos y no superficiales. Lo prometido es deuda, y quienes votamos por el gobierno progresista que hoy se encuentra en la Presidencia y en el Congreso exigimos que se reforme radicalmente de una vez por todas esta fuerza letal llamada Esmad, en honor a quienes han sido víctimas de este cuerpo policial. Que la manifestación pública deje de ser sinónimo de muerte, sangre y violencia. No más mutilaciones ni víctimas del establecimiento en medio de los paros nacionales. No más gobierno de la muerte, es hora del gobierno de la vida.

Por: Jonathan David Tangarife Quintero.
Revista El Clavo.