Cuando el capitalismo y el arte trabajan juntos, 2 + 2 nunca es 4

Por: Jordy Bejarano

Aunque los grandes estudios de Hollywood jamás lo van a admitir, la industria del cine está en crisis. Una pandemia, teatros cerrando por todo el mundo, fracasos rotundos en la taquilla de sagas que eran vistas como inversiones seguras, inversionistas y directores molestos; y una huelga de actores y guionistas protestando por las injusticias que los grandes dueños del capital en la industria cinematográfica cometen contra quienes escriben y protagonizan las historias que perpetúan su riqueza, todo en menos de 3 años. Si esto no es una crisis, que baje Dios y lo vea.

Ahora, se puede pensar que todo lo dicho en el párrafo anterior son hechos que no se encuentran respaldados por cifras, por lo que cualquier obseso de los datos que no pueda entender la realidad si no está representada con indicativos matemáticos me dirá que puedo estar exagerando. Muy bien, entonces vamos a descubrirlo.

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Durante la década pasada, Disney fue la productora que más veces ostentó el título del estudio más rentable, algunas veces superada por Universal y otras por Warner o Paramount, pero siempre estuvo en el podio, y mayormente en el primer lugar.

Pues bien, a comienzos del mes de octubre del año 2023, Disney acumula un total de 170 millones de dólares en pérdidas, lo que, por supuesto, parece poco teniendo en cuenta que es una de las corporaciones más poderosas de la industria cinematográfica, pero después de reportar ganancias superiores al billón de dólares hace tan solo cuatro años, sus números rojos no son un buen indicativo.

Sus antiguos competidores han tenido un destino más amable, pero no por ello menos preocupante. Actualmente, Warner Bros roza los 450 millones de dólares en ganancias netas y Universal acumula 700 millones. La razón por la que digo que a pesar de su rentabilidad siguen siendo cifras inquietantes para los estándares de la industria, es que en la década pasada esas ganancias que hoy equivalen a diez meses eran fácilmente igualadas e inclusive superadas por una sola película durante su curva de 45 días en las salas de cine.

Pero, detengámonos un momento. En realidad, todos estos datos no significan absolutamente nada. No son más que un compilado de estados de cuenta que pretenden que nos hagamos una idea macroeconómica de Hollywood, pero no significan nada porque no tenemos idea de cómo interpretarlos.

Es más, te propongo un ejercicio: entra a Google y busca el presupuesto y la recaudación en taquilla de cualquier película estrenada este año. Así te darás cuenta de que películas como Fast X, por ejemplo, obtuvo una recaudación de 714.6 millones de dólares con un presupuesto de 340 millones, o que Mansión Embrujada duplicó su presupuesto de 4.5 millones con una recaudación de 10. Con estas cifras, ¿cómo es posible que estemos hablando de una crisis?

Lo que sucede, amigos y amigas, es que estamos ante un engaño. No, ninguno de esos datos es falso. Pero sí se están ignorando otras variables que regularmente no se reportan dentro del presupuesto, básicamente porque los estudios no están obligados a hacerlo; y tampoco se está teniendo en cuenta la tajada monetaria que se llevan los teatros. ¿O qué, creían que las salas de cine se mantienen a punta de pura crispeta de $60.000? Como dirían por ahí: avíspese, mijo.

Para entender mejor la situación actual de las grandes productoras, primero debemos comprender los distintos factores económicos involucrados: el presupuesto, el marketing, la distribución y la repartición de ganancias entre los estudios y los teatros.

El presupuesto, como su nombre lo indica, se refiere a todo gasto relacionado únicamente con la realización de la película. En él se contempla el pago a los guionistas, actores, directores, construcción de locaciones si fuese necesario, utilería, vestuario, maquillaje… hasta los tinticos. Ese es el presupuesto que regularmente se reporta.

Pero, en este mundo capitalista en el que vivimos, la gente necesita enterarse de que esa película en la que un gran estudio se gastó 100 millones de dólares existe, y ahí es donde entra el marketing, el otro gran costo que nadie tiene en cuenta. Según Forbes y Bloomberg, los estudios regularmente invierten lo equivalente al 75 % – 80 % del presupuesto en una campaña de marketing. Es decir, si una película costó 100 millones, es de esperar que el estudio invierta otros 80 millones adicionales para la promoción de esta. Tráileres, teasers, TV spots, hasta el póster de la película que está en tu cine más cercano; todo eso hace parte de este apartado.

La distribución hace referencia a todo el proceso que permite que una película hecha en los Estados Unidos llegue hasta las salas de Cine de Colombia, por ejemplo. A saber: doblaje, subtítulos, audiodescripciones, etcétera. Estos costos son fijos, tanto para una película de 5 millones como para una de 300. Bloomberg reporta que el gasto que deben hacer las productoras en el proceso de distribución es de 25 millones de dólares, o sea que a los 180 millones de nuestro ejemplo imaginario hay que sumarle otros 25, lo que nos da un total de 205 millones en gastos.

Bien, ahora imaginemos que nuestra película de 100 millones, en la que se invirtieron 80 millones adicionales para su campaña de marketing y 25 extra para distribuirla por todo el mundo, recaudó 200 millones de dólares en la taquilla. Aunque a simple vista podríamos decir que duplicó su presupuesto, realmente ya perdimos 5 millones de dólares y no generamos un solo centavo de ganancias. Pero, esto no acaba aquí, porque los teatros que exhibieron nuestra película teatral van a querer su parte.

Según Boxoffice Pro, aunque el porcentaje que se llevan los teatros de cada país depende directamente de la importancia de su mercado y los réditos que este genera, esta tajada suele ser del 45 % para las cadenas de cine y 55 % para los estudios, que son quienes pusieron la plata. Esto quiere decir que de esos 200 millones que se generaron en la taquilla, los teatros se quedan con 90 millones y nuestro estudio con 110, lo que nos deja un total de 95 millones de dólares en pérdidas.

Ahora, hagamos este mismo ejercicio con las dos producciones que vimos anteriormente. Si el presupuesto de Fast X fue de 340 millones, esto quiere decir que Universal tiene que haber invertido mínimo 272 millones adicionales en su campaña de marketing. El dato no es oficial, porque como vimos antes, los estudios no reportan este gasto, pero está dentro de los estándares que repasamos anteriormente. Con eso, la productora ya se habría gastado 612 millones. Si sumamos los 25 de distribución, esta cifra alcanza los 637 millones.

Por ahora, ni tan mal, la película todavía está en el campo de la rentabilidad con su recaudación de 714.6 millones. Pero, si restamos a la taquilla la parte de los teatros, que equivale a 321.57 millones, nos daremos cuenta de que Universal se quedó con 393.03 millones de presidentes muertos. ¡Más de 200 millones en pérdidas!

Lo de Mansión Embrujada sí es muy obvio, pero igual hagamos la tarea. Un presupuesto de 4.5 millones de dólares, implica un gasto de 3.6 adicionales en marketing. Si sumamos los 25 de distribución, ya nos vamos hasta un gasto de 33.2 millones. Ahora bien, si a su taquilla de 10 millones de dólares le restamos la parte de los teatros, que en este caso equivale a 4.5 millones, nos encontramos con que Disney solo generó 5.5 millones con esta película, que ya todos los quisiéramos, pero claramente no es una inversión rentable para ellos porque no representa ningún tipo de ganancia.

Como podemos ver, cuando el capitalismo y el arte trabajan juntos, 2 + 2 nunca es 4. Creo que esta es una afirmación válida para casi cualquier cosa en la que se involucre el capitalismo, pero dejemos eso para otra ocasión. El comportamiento actual de la industria cinematográfica demuestra que los blockbusters, las grandes secuelas, enormes franquicias e incluso universos cinematográficos, que antes eran la gallina de los huevos de oro, ahora ya no reciben la misma respuesta por parte del público general.

Podríamos hacer este mismo ejercicio con películas como la última de Misión Imposible, Indiana Jones o las tres estrenadas por DC este año, y nos daríamos cuenta de que han sido fracasos rotundos. Si a eso le agregamos el hecho de que los grandes estudios no están sabiendo interpretar correctamente los cambios culturales, cuestión que se refleja en noticias como la de que ahora se planea un universo cinematográfico de juguetes solo porque Barbie es la película más taquillera del año, cuando lo importante sobre esa cinta no tenía nada que ver con que estuviese basada en una muñeca, sin duda no brindan un panorama alentador. Parafraseando el famoso meme: ¡malditos estudios hollywoodenses, arruinaron Hollywood!

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