Por: Will Anderson and Elise Harrigan.
Conservation International y World Resources Institute

Para los consumidores de hoy, los árboles están por todos lados. Hasta la compra en línea de una camiseta de moda viene con la promesa: “Compra nuestro producto y plantaremos un árbol en tu nombre”.

El más entendido se preguntará: ¿qué tanto de mi dinero se destinará a la plantación de ese árbol? ¿Quién se encargará de hacerlo? ¿Dónde lo plantarán y qué especie será?

A medida que el sector privado comienza a invertir a gran escala en la plantación de árboles y la restauración de bosques, sus equipos de sustentabilidad y responsabilidad social se hacen preguntas similares: ¿cómo asegurarnos que la inversión tenga un impacto real? ¿Cómo articular los proyectos de reforestación para alcanzar nuestros objetivos para combatir al cambio climático, protección de la biodiversidad y apoyo a las comunidades locales?

En Conservation International y World Resources Institute todos los días recibimos consultas de este tipo de nuestros socios del sector privado. Y solemos responder con una analogía: plantar un árbol no es como comprar un refresco en una máquina dispensadora; no funciona insertando una moneda, apretando un botón y esperando recibir un árbol adulto.

Plantar de la forma correcta
Las plantaciones exitosas demandan un conocimiento profundo de cada ecosistema, de la forma en que las comunidades usan la tierra y las especies que mejor se adaptan a su entorno. Plantar un árbol nativo en la Amazonia para proteger la biodiversidad es una acción muy distinta a plantar un árbol de mango para que sirva de fuente de ingresos a un granjero keniano.

A menudo, ni siquiera es necesario plantar nuevos ejemplares. En ocasiones, lo mejor que podemos hacer para ayudar a los árboles a recuperarse es colocar una cerca que los preserve de las cabras hambrientas, o juntar semillas del bosque y esparcirlas sobre la tierra yerma.

Independientemente de las diversas técnicas y metas de reforestación, las investigaciones demuestran que hacer equipo con las comunidades locales es la mejor manera de que estas iniciativas prosperen. Plantar un árbol no cambia demasiado la ecuación si no se moviliza a la población local para que cuide de él y lo ayude a crecer. En pocas palabras: el proceso de “plantar un árbol” no termina cuando el retoño toca la tierra.

Monitoreando el impacto a través de la Coalición Priceless Planet
Existe una campaña del sector privado que comparte esta visión. Se trata de la Coalición Priceless Planet, que se propuso plantar sosteniblemente 100 millones de árboles para 2025 en una vasta variedad de ecosistemas que van desde bosques hasta tierras de cultivo.

Como socios de esta iniciativa, en Conservation International y World Resources Institute trabajamos para asegurarnos que esta acción ayude a prosperar la biodiversidad y las comunidades, y que absorba cantidades masivas de dióxido de carbono, el principal implicado en el calentamiento global.

Desde el momento en que eligen el sitio de plantación hasta cinco años después de colocar su último árbol, la Coalición Priceless Planet reporta mensualmente su trabajo, lo que incluye el registro de factores diversos -como la densidad de árboles y la diversidad-, el porcentaje de cobertura forestal en cada enclave, la tasa de supervivencia, el impacto social y comunitario y de captura de dióxido de carbono, así como la eficiencia en la supervisión del proyecto.

Los informes mensuales se centralizan en una plataforma en línea que asegura que la información esté actualizada y disponible para todos los involucrados en el proyecto. Conservation International y World Resources Institute cruzan esta información con datos obtenidos a través de tecnología satelital, recolección de datos en el terreno y visitas de campo. Registran la cantidad de árboles en crecimiento y el porcentaje de cobertura forestal en cada lugar al comienzo del proyecto y cinco años después. Con toda esta información, Conservation International y World Resources Institute pueden rastrear el impacto de la inversión de la coalición (y hasta registrar los daños que sufrieron los árboles por incendios y avalanchas). Esta gráfica explica el proceso de forma rápida:

Adiós, a las dispensadoras de árboles: ¡hola, bosques saludables!
Todo el esfuerzo invertido en una planeación cuidadosa, la elección de los sitios y socios correctos, la colocación de los árboles adecuados en los lugares indicados y el seguimiento de su evolución componen un gran desafío (que cuesta mucho más que un dólar por ejemplar).

Para las decenas de CEOs que planean lanzar sus campañas de reforestación, un consejo: ahorren su tiempo, su energía y prevengan debates públicos a largo plazo. No se crean el mito de la máquina dispensadora de árboles. Aprendan de décadas de investigación y de la experiencia de los productores locales: inviertan en crear o unirse a sociedades que valoran la restauración forestal y el impacto que ésta tiene en las comunidades, el clima y la biodiversidad.

Este artículo representa la opinión y el punto de vista de Conservation International y World Resources Institute.