Una pastilla en el cuerpo de un enfermero.

Por: Katalina Sánchez (Shela)

Ibuprofeno era un enfermero muy aclamado por sus pacientes; decían que parecía una de esas pastillas para el dolor de cuerpo, debido a que era muy efectivo para controlar el mismo.

Alagarto era un paciente al cual apodaban “el poeta”, al enfermero le hizo gracia la idea de que él le realizara un escrito para tenerlo en su escritorio, así que muy animado, Ibuprofeno le mencionó tal ocurrencia, y Alagarto le respondió:

-Me halaga, señor Ibuprofeno, con mucho gusto. La semana que viene se lo tendré listo.

A la semana siguiente, el enfermero, muy emocionado, leyó el poema en frente de sus compañeros:

Medicina para el dolor

Ibuprofeno para el dolor intenso en el cuerpo necesito solo uno, o tal vez el frasco entero.

Ibuprofeno, ojalá sirvieran para el dolor del corazón aquellas pastillas milagrosas que lo curan todo.

Pero tienen una falla: son inservibles para curar los dolores del alma, de la mente y del corazón.

¿Ibuprofeno será una pastilla convertida en un buen ser humano? No lo sé, lo único que se me viene a la mente es un gran calmante para el cuerpo y, de nuevo, ojalá para el alma.

Un buen día todos preguntaron por él, nadie respondió, los internos pensaban que se había convertido en lo que más temían… en una vil pastilla.

Solo eso, una pastilla que estaba contenida en un frasco.

El poeta, muy triste y pensando que su poema había inducido al terrible desenlace, dejó de escribir y cerró su imaginación para nunca dar marcha atrás.

También te puede interesar: Cactus y piel

También te puede interesar: Perro feliz