
¿Qué le diría y qué no?
Por: Daniela Buchelly Cárdenas
Que no me confronte, porque si lo hace,
seguro le negaría que, cuando me mira, el tiempo se detiene por un instante y que cuando me toca, mis sentidos no coordinan;
que cuando lo veo llegar suena el arpegio del bolero más romántico en guitarra de Rita Payéz, que por fortuna o desgracia, dice lo que yo no.
Le aseguraría que no tengo la imagen de ambos en mi cabeza rompiendo la rutina; ni que me encanta mirarle sin que me vea, observarle mientras está concentrado, serio, lejano, pensativo…
Ni que me genera curiosidad el misterio de sus gustos, su percepción sobre la vida, sus heridas, qué hace los domingos y cómo quiere cambiar el mundo con su bondad.
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Le diría que nunca he imaginado sus dedos dibujando figuras en mi espalda y el encaje perfecto de mis labios con los suyos;
que no me he visualizado despertando a su lado a las 8:30 a.m. con las señales de haber conocido nuestra anatomía durante la madrugada y que me pongo su camisa para ir a preparar el desayuno libre de cafeína, porque no la soporta a esa hora de la mañana.
Por supuesto que le diría que jamás he pensado que nos debemos una charla con el corazón en lugar de la razón… Claro, para hacerle creer que no es mi debilidad, que aquí no existe un “nosotros”.
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