By: Wylde...

Tuve la oportunidad de llegar a las 5:00AM a la concentración en la estación del MÍO Universidades. Todo transcurrió con completa normalidad. Se alzaron las barricadas para tapar las vías y generar el paro vehícular en la zona sur de Santiago de Cali. Hasta las 11:45 todo iba con normalidad, y sólo habían marchistas, personas en los plantones y unos cuantos capuchos que estaban vandalizando algunos bienes públicos de la ciudad. 

Llegó la primera tanqueta del ESMAD por la 16, viniendo de Ciudad Jardín, y comenzaron sus labores de dispersión a la multitud con las comunes latas de gases lacrimógenos que sólo causan problemas respiratorios agudos en el momento en el que se inhala o se expone al humo. Como es de costumbre, llegaron los king kones de negro sintiéndosen unos dioses, y empezaron a atacar con dicho gas a las zonas donde no había capuchos ni vándalos. Infunden terror y miedo para dispersar más, pero la multitud se aglomeró en la 16, frente a Jardín Plaza, y se organizó. 

La primera línea, la de los escudos, empezó a prevenir que pasaran. La segunda línea, comandada por capuchos con experiencia, reclutaban a quienes querían defender a los marchistas de los gases y las balas de goma que estaban disparando indiscriminadamente. Tercera línea, la de los auxiliares en enfermería, atentos a cada capucho herido (logré contar unos 15), y la cuarta línea armando fogatas para poder cuidar del gas lacrimógeno a la gente que estaba en el sector. 

Hacia las 2:00PM los enfrentamientos seguían, y cogían más fuerza. Los del ESMAD, que no eran más de 15, se vieron acorralados en todo el semáforo de la 16 con 100, donde luego llegaba la tanqueta a proveerlos de municiones cuando se les acababa. Con sus escudos se defendían y seguían en la lucha. 

Luego de que se corriera la voz del toque de queda a las 3:00PM, las personas emprendieron la ida a sus casa, marchando, y en conjuntos de grandes personas para evitar ser agredidos por la fuerza pública. 

Tres buses vandalizados e incinerados, dos estaciones del mío vandalizadas y con sus instalaciones completamente pintadas con mensajes alusivas a la desobediencia civil que causó la reforma tributaria, y una foto multa destruida, fue el saldo que dejó el plantón que se vivió en el sur de la ciudad. Lo bueno fue la cantidad de personas que sí fueron en forma pacífica, las muestras culturales, la música en vivo y las obras de arte. Las familias que salieron completas de sus casas para apoyar el desmonte de la Reforma y la negación a la misma, y, sobre todo, el grito de poder que se vivió en el que se aseguraba, de todas las formas posibles, que Colombia entera está mamada del actual Gobierno y sus paupérrimas gestiones ante la pandemia.