Se trata de un servicio de transporte en los que sus conductores ofrecen servicios “con final feliz”. Algunos de estos, además, ofrecen sustancias psicoactivas a sus “pasajeros”.

La modalidad se conoció cuando un grupo de taxistas empezaron a notar cómo dentro de la ciudad varios vehículos se escabullían entre lugares solitarios y con poca iluminación para tener relaciones. El gremio de taxistas se encuentra molesto porque aparte de que están ofreciendo un servicio de transporte ilícito, están “manchando” el nombre de la ciudad.

Los servicios oscilan entre los $7.000 hasta más de $40.000 pesos colombianos, y ya en Bogotá se han visto algunas publicaciones en las que se expresa “Prestamos servicio de Uber sex en la ciudad”.