
La reactivación económica para el sector nocturno de la ciudad de Cali, que reúne bares, discotecas y restaurantes, está siendo objeto de acusaciones por parte de los habitantes de las comunas 2, 17 y 19, o más específicamente en los barrios El Limonar, Granada, San Fernando y San Antonio, donde los residentes del lugar exponen que el ruido es muy elevado y que se extiende hasta las mañanas del otro día.
El exceso de ruido es un tipo de contaminación, y para esto el Dagma, como ente medioambiental, es el encargado de poner sanciones frente a los establecimientos o las personas que infrinjan con esta dinámica. La forma de medición es por medio del rango de decibeles, donde aseguran que deben ser, para los establecimientos nocturnos, no superior a 70, pero se ha encontrado que hay comercios que tienen en su negocio un rango de 80, e incluso 90.
Como modo de explicación, unos 70 decibeles hacen alusión a una aspiradora. 80 decibeles al ruido de un tren pasando, y 90 es similar al ruido de un tráfico pesado con bocinas pitando y personas gritando.
El último mes se han aplicado medidas a tres establecimientos nocturnos como decomisaciones del sonido, cierre del negocio o amonestaciones escritas que los dejan marcados para estar bajo vigilancia por un tiempo determinado.