Desnudamos al porno, lo analizamos y lo conversamos para redescubrir el sexo y desenmascarar las mentiras que la industria pornográfica ha impreso en nuestra sexualidad.

Debo confesar que no sabía sobre la existencia del Hentai hasta Motomami, me parecía una palabra contagiosa por eso cantaba la canción en voz alta: “ya te quiero hacer hentai, hacerte hentai”, hasta que un día una amiga me contó sobre su significado y luego lo rectifiqué en PornHub, el mayor portal de pornografía en el mundo. Me sorprendí y entendí lo que Rosalía quería decir. 

Esta página que aclaró mi desconocimiento, es una de las más frecuentadas por los colombianos. Para 2021, nuestra nación estuvo en el Top 20 de los países que generan mayor tráfico en el portal, consumiendo, por sobre todas las categorías, el porno lésbico. 

Estos datos anteriores, reportados en el análisis de tendencias y búsquedas del sitio web revelaron, también, que los jóvenes colombianos entre 18 y 24 años, seguidos por los adultos, de edades entre 25 y 34, son asiduos espectadores de la pornografía, una industria que vende fantasías y que – al mejor estilo colombiano – hace de cada video un episodio de realismo mágico. 

Y es que el problema del porno es justo la ilusión que coloniza las mentes, asentando en ellas falsas ideas de cómo debería ser el sexo. Si hacemos un símil, la pornografía es como Hollywood, e incluso, como Disney y sus princesas: industrias que crean expectativas erróneas, lejanas a la vida real y su cotidianidad, que a la hora de la verdad pueden causar problemas serios.

No nos digamos mentiras: la realidad no es como la ficción y que pase en las películas no significa que pase en la vida real. 

Por eso, desde Chévere Pensar en Voz Alta decidimos desnudar al porno y analizarlo, conversarlo junto a Paula Muñoz Reyes, psicóloga y sexóloga clínica adscrita a la Plataforma Helpfi para entender cómo este producto audiovisual condiciona las relaciones sexuales incidiendo en la sexualidad humana. 

Sexualidad no es igual a sexo

La educación sexual que se difunde en la mayoría de los colegios del país adolece de integralidad. Enseñar sobre la fecundación y coito desde la prohibición no es educar. Hablar del sexo como único aspecto de la sexualidad es limitar esta dimensión fundamental para los seres humanos. 

Pero ¿qué significa enseñar desde la sexualidad? Paula nos explica: “es abordar la parte biológica, psicológica, emocional y espiritual. Educar para la sexualidad implica aprender a poner límites, a sentir tus emociones reconocerlas, a expresarlas, a sentir la intuición, lo que me gusta y no, aprender sobre el respeto, las diferencias entre las personas, aceptación y no imponer sobre la diversidad sexual”.

La sexualidad está presente en cada etapa de nuestras vidas y se expresa en forma de valores, pensamientos, deseos, creencias, roles, actitudes, prácticas y relaciones; está presente en todo lo que somos, pensamos, hacemos y sentimos. De ahí que una forma de expresar nuestra sexualidad es la manera en que nos comportamos, lo que decimos, lo que hacemos y lo que pensamos. 

Comúnmente las personas asocian la sexualidad con el erotismo, la coitalidad y las relaciones sexuales, pero es mucho más. Tiene que ver con lo bonito del vínculo afectivo, de cómo nos relacionamos con el otro; con la parte del género de cómo es un hombre y como es una mujer; también, con la reproductividad, pero no solo desde el tener hijos sino de cómo reproducimos conocimientos”, nos aclara Paula al momento de definir este concepto basándose en el Modelo Holónico del sexólogo mexicano Eusebio Rubio.

En últimas, ver la sexualidad solo desde el erotismo – único propósito del porno – es caer en reduccionismos y es coartar el desarrollo humano en el resto de esferas que la conforman. 

¿El porno educa? 

¡NO! La pornografía no tiene nada que ver con la educación sexual. Si bien su uso puede ser beneficioso para alcanzar rápidamente un nivel de excitación que sirve mucho a quienes pueden presentar disfunciones sexuales, la realidad es que como material de aprendizaje es desacertado. 

“Utilizar la pornografía como educación sexual para entender cómo debería ser la actividad sexual o como debería ser su cuerpo, es un mal ejemplo. No es un ideal, no es la forma y tampoco creo que sea el común denominador de cómo debería hacerse un acto sexual” complementa la Muñoz, sin embargo, para muchas personas la pornografía es o fue el primer acercamiento al sexo. 

Un estudio reciente de la ONG Save The Children reveló que el 53,8% de los encuestados accedido por primera vez a la pornografía antes de los 13 años, y un 8,7 % antes de los 10 años. 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía, a la que acceden por primera vez a los 12 años. En Colombia, tras un estudio de la Universidad EAFIT junto a TigoUne en 2019, el 35% de los encuestados reconocieron haber visto porno en la web. Según el estudio, la mayor parte de ellos llegaron a estos contenidos a través de redes sociales. 

Estas cifras son altas, al igual que los riesgos a los que se enfrentan los niños y adolescentes que consumen a temprana edad este tipo de contenido, ya que puede afectar su desarrollo neuropsicológico, funcionamiento sexual y puede desencadenar trastornos de hipersexualidad, conductas sexuales de riesgo, agresividad sexual y distorsión de los roles de género, tal como lo explica este artículo de CNN. 

De ahí que conversar abiertamente sobre este tema sea vital, hacerlo desde un enfoque clínico y no desde la moralidad será elemental para abordarlo con los más jóvenes del hogar. “Tenemos que hablar de porno” es una guía para abordar el consumo de pornografía en la adolescencia, realizado por Save The Children, el cual propone claves para que las familias puedan ayudar a sus hijas e hijos a formarse una visión crítica y realista sobre la pornografía.

Pero no son solo los menores de edad son quienes corren riesgos aprendiendo con el porno, “sí es una persona adulta que considera la pornografía como esa idealización de la relación sexual, puede generar choques con la realidad, como: “esto no es así”, “a mi pareja no le gusta que se lo haga así” o “mi cuerpo no es así”, puede generar distorsiones”, resalta la sexóloga. 

“Hay muchas cosas que son ficticias, que no son reales y que son actuadas como en una película de ciencia ficción. Entonces, si tú crees que eso es lo que tienes que hacer van a suceder las disfuncionalidades, porque tú estás controlando tu cuerpo de cómo debes posar, gemir o decir ¡y no estás disfrutando! Y la sexualidad se trata de disfrutar, dejando ser a tu persona y a tu pareja.”

Las mentiras del porno 

Así las cosas, es más que claro el mensaje: el porno no es un retrato de la realidad. En internet se han desmentido varias ideas falsas, relacionadas con las erecciones interminables, los orgasmos femeninos apoteósicos, los fluidos descontrolados y las eyaculaciones explosivas, junto a la sexóloga invitada, desenmascaramos algunas de las mentiras más escondidas que se reproducen en cada vídeo porno

El consentimiento no es importante 

La pornografía hace uso del sometimiento como uno de sus valores principales, olvidando por completo la importancia del consentimiento, con el que se permiten y aceptan ciertos tratos o acciones. “El consentimiento es super importante porque sino estamos hablando de violación”, comenta la sexologa de manera radical, aportando que enseñar sobre consentimiento incluye el saber escucharte a ti y al otro, atender a la intuición, a los deseos, a los límites y al respeto. El consentimiento actúa en doble vía y depende de ambas partes. 

El sexo no tiene olores, sonidos, ni sabores 

Las relaciones sexuales tienen olor, “que es el olor propio del cuerpo y los genitales, esto puede ser muy estimulante para el otro.” Obviamente también hay sonido, “cuando los cuerpos se juntan producen sonidos, los besos suenan, la saliva suena e incluso los gemidos, está bien gemir y está bien gritar un poco”. Además, que existe los llamados “pedos vaginales” que ocurren al introducirsee aire a la vagina y hacen parte de la sonoridad del sexo. Además, que los sabores si existen los fluidos saben y si además quieres jugar puede usar tu chocolatito”, finaliza Paula.

El “sexo duro”, es natural, excitante y no genera dolor

Existe la categoría de “sexo duro”, en ella los cuerpo se encuentran con agresividad, fuerza y velocidad, a veces con imágenes que pueden resultar impactantes,que pueden incluir ahogos, escupitajos, golpes, palmadas o penetraciones fuertes, rápidas y profundas, pero al llevar este ejemplo a la cama puede no resultar placentero para todos. 

“Cuando hay una relación sexual más rápida o un bombeo más fuerte puede ser placentero para las personas, pero cuando ya es invasivo, no te gusta, lo expresas y tu respuesta no es escuchada, cuando hay sometimiento o golpes, obviamente estamos hablando de una relación sexual tal vez parafílica y probablemente más riesgosa con las personas que están participando, que claro, genera dolor y afecta física y psicológicamente”, comenta Paula, recordando la importancia del consenso y el consentimiento.  

Infortunadamente esta categoría reproduce, además de una mentira, estereotipos como el de la objetivación de la mujer, en la mayoría de los casos. 

La atracción sexual puede darse rápidamente con cualquier persona, haciendo que el sexo sea instantáneo 

Alguien timbra a la puerta, por fin llegó la pizza que estaban esperando. Una mujer que usa tacones altos abre y se encuentra con el repartidor, lo mira y se muerde los labios. Acto seguido, en menos de 3 minutos, ella está desnudándolo. Esta es una rutina que se sigue al pie de la letra en cada película porno. 

Pero…en la vida real esto no pasa, necesitas de algo más para excitarte tan rápido“la atracción sexual tiene etapas: está el deseo, la excitación, la meseta, el orgasmo, son fases de la respuesta sexual”, nos cuenta Muñoz Reyes, quien enfatiza en mencionar la relevancia del diálogo, la química y el consenso para llegar al acto sexual. 

Para sentir satisfacción es necesario un cuerpo esbelto, con los genitales voluptuosos, blancos y depilados

¡La gran mentira de la pornografía dependerá siempre de los ángulos y planos de grabación! La realidad es que: “los cuerpos que existen son variados, toda la paleta de colores, todos los tamaños, todos los anchos, todas las personas tenemos derecho al placer y no tenemos que ser así para tener una relación sexual satisfactoria”, anota Paula. 

No hay que olvidar que el reparto del porno se prepara físicamente para sus escenas, como cualquier modelo. De tal manera que su físico no es un retrato de la corporalidad, ni debe crear un estandar sobre el cuerpo del resto de personas. Por otra parte, el vello púbico tiene una funcionalidad, ya que crea una barrera de protección contra las bacterías, que los actores no lo tengan, hace parte de toda una planificación que recrea una escena ficticia. 

 El condón puede ser archivado 

¿Por qué desechar el condón si te puede traer paz? Pregunta la sexóloga, “El uso del condón es necesario siempre. Quizás en una relación monógama, donde haya fidelidad puedes dejar el condón porque estas seguro”. Pero, el condón, fácil de conseguir y de usar, ayuda a evitar los embarazos no deseados, al igual que las enfermedades e infecciones de transmisión sexual, así que, ¿cuál es la excusa para no usarlo?

Si quieres conocer más mentiras del porno, te recomendamos este vídeo: 

No pretendemos satanizar el porno, si quieren verlo está bien, es placentero. Solo les invitamos a que, de ahora en adelante, cada que le den play al video, sean conscientes de que verán un espectáculo y no un documental y que la fantasía es la premisa del placer que no se podrá replicar, porque la realidad es más increíble que la ficción.   

Radiónica – Carol Ramirez