Los fantasmas alegran la vida.

Por: Katalina Sánchez (Shela)

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Había una vez un perro feliz, el cual tenía por nombre Max. Con sus ataques y risotadas de siempre, andaba por el campo de sus dueños en la hacienda. Un día de aquellos que le gustaban tanto porque el sol estaba contento y las nubes, a su vez, se habían escondido para darle paso al imponente cielo azul, se encontró a un perrito muy pequeño y desprotegido, al que decidió hacerle compañía, pasar un rato junto a él. Max pensaba invitarlo a una visita larga en su cómoda vivienda, pero, para su tremenda sorpresa, aquel dulce animalito era tan solo un fantasma perruno el cual se le aparecía a perros felices como él, para acompañarlos y alegrarles aún más el día.

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