Por: Anderson Gómez Rúa.
Claro que soy un adicto, pero adicto a ti.
Soy un vagabundo que quiere viajar el mundo al lado de su adicción.
Soy un adicto a tus labios con sabor a canela.
He entrado en abstinencia porque me has negado quererte…
He vuelto a recaer al volver a escribirte. Vuelvo adentrarme por milésima vez al laberinto confuso que hay en tu corazón, pero siempre lo haré.
Necesito un abrazo de ti… ¡Me siento tan vacío!
Tengo escalofríos, me hacen falta el calor de tus almohadas.
Sigo delirando. Llevo largas noches que no he vuelto a navegar tu espina dorsal. No me cansaré de degustar el veneno que tiene tu lengua, que me lleva a un mundo de maravillas donde las reglas y los límites no existen.
Soy un adicto a tus costumbres y a tus palabras, a tu sinceridad y tus mentiras.
Estoy apunto de caer a un gran pozo sin fondo, si mi lengua no vuelve a rozar tus piernas.
Mis labios secos y sedientos. Quiero calmar mi sed con el agua de tu río. Mi boca quiere volver a sentir tus pies, y mis oídos quieren volver a escuchar tus suspiros… tus recuerdos dentro de mí están cautivos.
Mis dedos a tu zona prohibida quieren volver. Quiero volver a pintar ese paisaje que hace mucho tiempo no me has dejado ver.