

Sangre, roja y desmentida.
Líquido caliente que resbala por la bandera.
Agua rojiza y espesa que nubla la visión.
Cae por los cuerpos,
Por las calles,
Por el cielo y el infierno.
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Infierno este que se vive.
Dolor eterno de quien llora…
Pudor de indeterminación y desolación.
Agudiza el corazón, tiembla la mente.
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Una bala que sale de un fusil del Estado.
Un cuerpo nacional.
Un pelado que protestaba para un futuro mejor,
Un muerto más para las tumbas del Gobierno.
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Carcajadas, bufets y reuniones.
Vinos de corte,
Whiskeys puros de talla mundial…
Y gente doliendo a sus muertos mientras ellos disfrutan.
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El monumento a la idiotez.
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Políticos que juraron justicia, paz y perdón,
Hoy son quienes dan la orden.
Y se tiñe de rojo, de más rojo,
La bandera nacional.
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Ese escudo patrio, cada vez más pierde cordura.
Esa tricolor se convertirá en unicolor.
Esta nación feliz a los ojos del mundo,
Pero llevada por la tristeza y la ira.
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Insólito cómo ver tanta muerte,
Tanta tristeza y pérdida emocional.
Dolor eterno por la patria que un día se alzó,
Y que hoy se reprime a causa del Gobierno opresor.
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Gente de a pie, saliendo a marchar diariamente,
Personas sin oportunidades que buscan algún día tenerlas.
Pelados que no han tocado un aula de clases en años,
Y que no han probado más de dos comidas al día por la economía.
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Y sigue más roja la vista.
Más rojos los ríos,
Y Cali tiene 7… siete.
Bastantes caudales de sangre cabrán por ahí…
A eso le apuesta el Gobierno,
A eso le quiere tirar.
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Precursora de la independencia,
Ciudad invadida por españoles.
Por años se les rindió tributo,
Y los indígenas nos devolvieron la memoria.
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Precursora de paz, de diálogo,
La Alcaldía no sabe qué quieren decir esas palabras.
Mienten ante todo,
Se patrasean, para todo.
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No hay sinceridad, veracidad,
Sólo hay forma para judicializar a los de bajos recursos,
Y a los de la alta sociedad se les permite todo.
Andar con armas, destruir la imagen pública de la ciudad.
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Y la sangre sigue siendo protagonista.
Vino de allá, de acá, surgió acá y surgió allá.
Colombia tiene ese poder,
De despistar a todo el mundo.
De volverlo loco,
De mover fibras…
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Y esperar que el cielo no se tiñe de rojo sino en atardeceres,
Porque ya bastantes muertos hay,
Y no se piensan poner más a merced del Gobierno.
No se quiere otorgar más sangre en vano.