Durante una conversación sostenida sobre educación posgradual, Jorge Santa Latorre, actual director del área de mercadeo de la Institución Universitaria Antonio José Camacho pronuncio una frase que genero debate e interes:

“Si estás pensando en estudiar un posgrado, ya empezaste mal. Un posgrado no se estudia, se vive”. 

La cual plantea una reflexión crucial: ¿nos guían mitos o razones al embarcarnos en la aventura de un posgrado? Al elegir un programa, a menudo nos vemos tentados a dejarnos influir por la demanda del mercado o los requisitos de los cargos deseados. Sin embargo, este enfoque pragmático podría desviarnos del camino hacia una experiencia académica verdaderamente enriquecedora.

La sabiduría convencional sugiere que el éxito profesional radica en seguir carreras con alta demanda. No obstante, este paradigma puede ser engañoso, ya que descuidar la conexión personal con el campo de estudio puede llevar a una travesía académica insatisfactoria.

“Recuerdo que cuando estaba cursando la especialización, había un compañero que lo hacía por el título, pero eso a él no le gustaba y él lo sabía. Sufrió mucho estudiando eso…” 
-Santiago Arellano, coordinador de experiencias en Unicamacho.

La clave para una experiencia de posgrado gratificante radica en equilibrar las razones pragmáticas con la autenticidad y la pasión. En lugar de dejarnos llevar exclusivamente por mitos de éxito instantáneo, la sugerencia es adoptar una mentalidad que aprecie la formación avanzada como una oportunidad para crecimiento personal y aprendizaje profundo.

“Existe un mito sobre las expectativas de trabajo una vez obtienes el título”, sugiere Félix Cardona, Director de la especialización en Gestión de Contenidos Digitales en Unicamacho, y quien además cuenta con dos títulos de especialización, una maestría y un doctorado. Advirtiendo sobre la paciencia necesaria en la búsqueda del retorno de la inversión a mediano y largo plazo; destacando la necesidad de considerar los posgrados como una inversión en desarrollo personal y profesional a mediano plazo.

En resumen, al considerar un posgrado, la invitación es a reflexionar sobre nuestras motivaciones. ¿Nos dirigimos hacia la excelencia académica guiados por mitos externos o razones auténticas? Al abrazar la pasión y vivir la experiencia plenamente, se allana el camino para una travesía educativa enriquecedora, independientemente de las expectativas externas y las recompensas a corto plazo.

Aquí te dejamos 6 razones por las cuales estudiar un posgrado es la mejor decisión:

  • Oportunidades de investigación.
  • Networking: los programas de posgrado ofrecen una oportunidad única para conectar con personas afines, profesores y profesionales que comparten tus intereses.
  • Mejora de la empleabilidad.
  • Lograr un título de posgrado puede ser una fuente de satisfacción personal y un sentimiento de logro.
  • Reconexión con el propósito de vida.
  • Tener un impacto positivo en la sociedad.