“Una persona adicta al sufrimiento es como una mala hierba que contamina lo que la rodea” Dr. J. R. Román.

El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional… esta frase ronda y ronda de voz en voz. Las personas suelen decirla a menudo cuando ven que alguien está pasando por un mal momento en su vida. El problema ocurre cuando ese sufrimiento se convierte en una adicción, y hay varias razones por las que algunas personas son adictas a ello.

El sufrimiento masoquista suele ser un modelo que algunas personas usan para sentirse mejor consigo mismos cuando son capaces de sobrepasar dicho dolor. Es decir, es la forma en la que fortalecen una autoestima debilitada por medio de creer que son capaces con todo, pese a las dificultades que se encuentran por delante.

Según el portal web De Salud Psicólogos, “Cuanto más es capaz de soportar sufrimiento, el dolor, mayor sensación de fortaleza personal, de poder, de satisfacción. Es una forma de fortaleces una autoestima debilitada”.

Esto lleva otro de los incentivos para volverse adicto al sufrimiento… y es el del placer. Muchas personas suelen confundir placer con felicidad, y esto se convierte en el principal problema para la adicción al sufrimiento, porque por buscar una “falsa felicidad” se matan la vida trabajando, “muleando”, aguantando malos jefes, aguantando a veces hasta hambre para lograr encontrar una pizca de felicidad que les da un momento de sus vidas. Incluso, las carencias emocionales que pudieron tener en su infancia son las que alimentan ese deseo de encontrar “felicidad” a costa de lo que sea.

Buscar el placer nos convierte en adictos al sufrimiento. Casi sin saberlo, nos hemos vuelto cautivos del goce efímero, del apego con fecha de caducidad, ese que nos impulsa a buscar a la desesperada nuevos estímulos, nuevas formas de alimentar el ego, la necesidad y hasta el vacío. Buena parte de la sociedad resbala en la confusión del placer con la felicidad”, según el portal web La mente es maravillosa.

Pero, también existen el tipo de personas que encuentran la forma de auto sabotearse los momentos, pequeños momentos, en donde están encontrando felicidad. Esto, ocurre en todos los ámbitos, desde los familiares y los laborales, hasta con las relaciones de amistad o de pareja. En síntesis, la Revista Galenus expone que “Muchos son adictos al sufrimiento y lo eligen como forma de vida; lo vuelven un hábito que no pueden controlar. Esta adicción a veces permite a quien la padece cubrir una carencia o necesidad emocional”.

Para finalizar, dejo un párrafo de un texto muy reflexivo sobre esta problemática que tantas personas sufren y que no han despertado o no han querido salir de ahí… Fue publicado por Juanan Navarro en el portal web Código Nuevo:

“El sufrimiento entra en tu vida porque tú lo permites. Bañándote en todo aquello que salió mal y proyectando constantemente escenarios fatalistas. Si ya has asumido que eres adicto a ese bucle masoquista, lo que tienes que hacer para salir de él, según la coach, es seguir estos tres pasos: analizar si lo que estás experimentando es dolor o sufrimiento el dolor se irá solo por donde vino, ser consciente de qué mala praxis lamentación, queja o victimismo ha generado ese sufrimiento, y realizar movimientos para dejarlo atrás”.