Entre viernes y sábado se jugarán los cuartos, que tienen a varios candidatos al título.

Quedan 8 finalistas, 8 sobrevivientes a Qatar 2022, y muchos de ellos son favoritos, y muchos de ellos se ven muy fuertes, con autoridad para seguir. Pero esta es la hora en que los candidatos de verdad –no como esos de mentiras llamados Alemania, España o Bélgica– empiezan a cruzarse entre ellos, la hora para mostrar las mejores armas, para no esconder nada, para revelar de qué están hechos.

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Países Bajos vs. Argentina

Hay dos llaves que se antojan muy parejas, un choque de fuerzas demasiado equilibradas, como ese duelo Países Bajos vs. Argentina.

Se verán dos seleccionados fuertes, que han tenido sus altibajos, como casi todos, pero que llegan con pergaminos de finalistas.

Los naranjas han dado pincelazos de una gran obra, a veces con brochazos imponentes, a veces con fina estética. Países Bajos es una invitación al romanticismo del juego, eso del toque imponente y del aplicado trabajo colectivo: una naranja de obreros.

En Países Bajos hay algo lejano de su viejo ADN holandés, cuando se les decía holandeses, con un juego en equipo en el que todos van a todo, con cierta elegancia. Para eso están hombres como Depay. Y si se les pide gol, para eso está Gapko. Y si se les pide orden, pues es un equipo a lo Van Gaal, con un férreo líder de la defensa como Van Dijk. Países Bajos busca espacios, los brinda, pero quizá su preocupación pase por cómo encerrar a Messi, cómo anularlo.

Argentina viene subiendo ritmo, se sacudió de un golpe inicial y se ha vuelto sólida. Tiene a Messi y eso es suficiente para hacer temblar a cualquiera. Pues Messi desenreda los partidos enredados. Despeja los caminos rocosos.

Pero no está solo, tiene un pequeño ejército que juega para que él se sienta cómodo. Para que se siente Messi. Argentina quiere y pretende rodear a su héroe. Pero tiene otras armas, por si el héroe está muy ocupado. Y Argentina, se sabe, juega con una dosis extra de coraje, de valentía, de sacrificio. Argentina, cuando quiere y puede, abruma.

Francia vs. Inglaterra

Hablando de llaves equilibradas, Francia vs. Inglaterra es una invitación a la máxima emoción. Se trata de dos equipos de ataque voraz, que plantan cara bien arriba, que quieren gobernar la pelota. Ambos tienen hombres de velocidad.

Francia hace estragos con un atleta como Mbappé, hasta ahora el mejor jugador del Mundial, rodeado por una manada feroz compuesta por Dembélé, Rabiot, o laterales sobresalientes como Theo Hernández; los ingleses responden con jóvenes dispuestos a devorar la cancha: Foden, Saka, Bellingham.

Si en algo coinciden, es que tienen un ‘9’ que no parece ‘9’, un ‘9’ disfrazado para generar espacios: Griezmann en Francia; Kane en Inglaterra. Ambos dejaron de ser los que celebran para ser los que anteceden. Francia vs. Inglaterra puede ser un choque de dos velocidades similares, con individualidades y con mucho poder de gol.

Brasil vs. Croacia 

Luego viene la llave de Brasil contra Croacia. Un Brasil que baila cuando juega, que le pone alegría, música. Sobre todo si está Neymar. Brasil es una con él y otra sin él.

Brasil ha venido mutando, moviendo piezas, atornillando y desatornillando, tiene unos muy titulares y otros que no tanto, pero es un equipo fuerte, con gran arquero, con tremenda defensa, con volantes que danzan, con delanteros feroces. Es un Brasil que aún no toca su techo, que aún puede mostrar más. Y es favorito en su serie.

Su rival será una Croacia que nunca agacha la cabeza, que no expresa temores, es una Croacia preparada para cualquier guerra. Croacia se puede hacer un roble defensivo, y puede transitar de fase defensiva a ofensiva con velocidad, orquestada por Modric, que es el que hace la natural pausa para que el equipo no se desboque.

Croacia sabe jugar estas instancias, no se pondrá rojo como su camiseta a cuadros si le toca aguantar y esperar y forjar un alargue.

Portugal vs. Marruecos

Finalmente, Portugal, en su mejor versión, asume su siguiente desafío contra Marruecos. Esta Marruecos conoce el viejo arte de defenderse bien. Pegará sus líneas, se encerrará si es necesario, y si encuentra espacios, agredirá.

Marruecos es la pequeña sorpresa del Mundial. Tumbó a España y eso ya es un precedente. Ya ha ganado tanto que juega sin presión, quizá sí, con mucho corazón. Portugal, favorito, toca su tope. Es un equipo que goza de velocidad, de gran capacidad colectiva, de movilidad.

Su estabilidad no pasa por Cristiano Ronaldo, que fue suplente y Ramos hizo de estrella con tres goles. Portugal, cuando se lo propone, juega a un ritmo despiadado. Su reto será romper el muy seguro muro de Marruecos. Tiene armas para agrietar y entrar.

El Tiempo.