El arte ya no puede ser definido por su belleza o originalidad, sino sólo por su contexto.

El arte en la generación 2000 y 2024 es una expresión de la cultura digital, la diversidad y la conciencia social. Los artistas de esta generación utilizan una variedad de medios, desde el arte digital y el video hasta la música y la moda, para explorar sus ideas y experiencias.

Algunos temas comunes en el arte de esta generación incluyen:

  • La tecnología: Los artistas de esta generación están familiarizados con la tecnología desde una edad temprana y la utilizan en su trabajo para explorar temas como la identidad, la realidad virtual y la inteligencia artificial.
  • La diversidad: La generación 2000 y 2024 es la más diversa de la historia, y los artistas de esta generación reflejan esta diversidad en su trabajo.
  • La conciencia social: Los artistas de esta generación son conscientes de los problemas sociales del mundo y utilizan su arte para llamar la atención sobre temas como el cambio climático, la justicia social y la igualdad de género.

Aquí hay algunos ejemplos específicos de arte de esta generación:

  • La artista digital Hito Steyerl utiliza video, sonido e instalación para explorar temas como la tecnología, la vigilancia y la realidad virtual.
Hito Steyerl
  • La artista multimedia Juliana Huxtable utiliza fotografía, video y performance para explorar temas como la identidad, la sexualidad y la raza.
  • El artista musical Kendrick Lamar aborda temas sociales relevantes en sus canciones, como el racismo, la desigualdad y la violencia policial.
  • La diseñadora de moda Virgil Abloh utiliza su ropa para celebrar la diversidad y la inclusión.

El arte de esta generación es innovador y desafiante, y está cambiando la forma en que vemos el mundo.

Sin embargo la obra “Después del fin del Arte” de Arthur C. Danto, gira alrededor de una idea principal: la aparente muerte de los movimientos artísticos y de los grandes relatos tal y como los habíamos concebido tradicionalmente.

El libro de Danto ha sido muy influyente en el campo de la filosofía del arte. Sin embargo, no está exento de críticas. Algunos críticos han argumentado que Danto está equivocado al afirmar que el arte ha alcanzado su final histórico. Otros han argumentado que, incluso si el arte ha alcanzado su final histórico, esto no significa que el arte haya muerto.

A lo largo de la obra defiende la idea de que esta supuesta muerte del arte no sería tal, sino que más bien se trataría de una renovación: la desaparición de los estilos progresivos del pasado en pro de un relato plural contemporáneo.

Dando paso a la evolución de los estilos artísticos

El problema del arte contemporáneo, fue iniciado por el Pop Art, es el que hizo surgir la pregunta de qué es lo que diferencia una obra de arte de algo que no lo es si, de hecho, parecen iguales. Este debate se inició con las revolucionarias Brillo Box de Warhol: con el hecho de exponer en un museo o galería cualquier objeto cotidiano una simple caja de jabón, por ejemplo se puede hacer que este pase a ser considerado arte.

Esto demuestra que la diferencia entre el objeto artístico y el que no lo es no está relacionada con el objeto en sí, sino con la intención con que es expuesto, con que se le haya dado una significación que vaya más allá de la de simple objeto de consumo. Incluso, aunque su nueva categoría sea la de objeto de consumo artístico, su significado, su alma más allá de la formalidad, ha variado totalmente. Así se ha convertido algo banal en una obra de arte.

Los Readymades de Duchamp, iniciador de esta revolución y cuestionamiento del arte.

La pérdida de rumbo discernible tuvo lugar posteriormente, en los años 60-70. A partir de entonces surge lo que llamaríamos arte posthistórico, que implica una desaparición del límite de la historia: “Todo está permitido” liberación de la historia y la filosofía para lograr su total libertad; el arte sólo es arte.

Las ideas de las nuevas generaciones del arte hablan de una vida transitoria. Con amplitud de forma, material, formato y tamaño se frecuentan temas como la globalización, la conservación y preservación del medio ambiente y los peligros que corre el planeta, la sociedad de consumo, el imperio de la urbe, la publicidad, lo volátil, el escape de la realidad, el paisaje como ideal, el pasado añorado, la nostalgia, la crítica, la fragmentación religiosa y el móvil de las masas actuando en colectivo.

La contemporaneidad hace uso de la electricidad, la pantalla, el láser, el flúor, la intervención disruptiva, la mancha, lo diluido, lo oculto, la idea. Y no a modo de enumeración y mareo se menciona, sino porque todo habla de los tiempos que transitamos. Por ello no es antojadizo hablar de «estar en manos de las generaciones que vienen», pues ellas mismas hablan de la sociedad que ven y les define y permea. Una generación que pese a gozar de las comodidades del raudo desarrollo de las herramientas técnicas que facilitan el proceso constructivo, se fijan un objetivo más allá de la mera definición por antonomasia del fin de la belleza, estética y pulcritud pictórica o escultórica.

En Conclusión

Como conclusión podemos afirmar que el arte actual carece de rumbo fijo. Toma autoconciencia de su propia formalidad, se convierte en el medio de expresión de ideas sociales y políticas, se convierte en objeto de mercado. No es ni más ni menos que el arte que la sociedad plural de hoy necesita, lejos de utopías, un arte real que, como hizo el Pop, logró encumbrar a objeto artístico los elementos de la vida cotidiana. Un arte de la imagen para la sociedad de la imagen y la información. Por lo tanto, todos los discursos artísticos tienen cabida y son aceptados. Lo mismo sucede con los museos, que evolucionan dejando de ser templos de la belleza cuya finalidad, como planteó Ruskin, era conseguir elevar al espectador a la sublimidad estética a través del arte bueno.