Publicado: enero 15 de 2008
Por: Andrés Cifuentes

La palabra luthier es muy poco usual, ya que sólo tiene referencia para la gente que es aficionada al grupo humorístico argentino Les Luthiers o a personas que están vinculadas con la música clásica o con la construcción de elementos musicales.

Pero así suene un poco extraño, la lutería se practica en Colombia. Pero ¿qué es la luteria? Es el arte de hacer o reparar instrumentos musicales de cuerda y viento, aunque también se aplica a quienes comercian con esta clase de instrumentos. El término viene desde los siglos XIV y XVIII (edad media) donde el Luth o laúd (su pronunciación viene del árabe) era el instrumento de cuerdas (una especie de “guitarra” de sonido grave) de la época.

De esta manera, el arte de la lutería se está difundiendo cada vez en el país y mucho más con iniciativas como la de la Fundación Salvi (la organizadora del Festival anual de Música Clásica en Cartagena), pues la organización está trayendo maestros en este arte para que los talentos colombianos aprendan de este ofició como lo fue en la edad media: del maestro al aprendiz.

Los maestros italianos Giancarlo Quantas y Marcelo Mitaridonna, estuvieron enseñando por unas semanas su arte centrado en las arpas, su decoración y todo lo referente a este ámbito tan vital y fundamental en la música. Estos expertos llevan varias décadas dedicadas al oficio, que entre sus recuerdos especiales está la construcción de un arpa al Príncipe Carlos de Inglaterra.

Para las maestros estar en Colombia es una experiencia nueva, ya que nunca habían venido al país, dicen que sus aprendices son muy perspicaces y al igual que todos los colombianos, muy gentiles. Esta experiencia ha sido un muy buen inicio, les ha faltado tiempo para compenetrarse más con sus alumnos, pero ha sido un buen inicio, dicen los expertos, en cuanto a sus impresiones de su trabajo en el país.

El Clavo: ¿Qué es lo más complicado del oficio?

Giancarlo Quantas: Es un trabajo artesanal de trabajo y empeño. El arpa es un instrumento complicado ya que cuenta con más de 2000 piezas. Este instrumento tiene que ser perfecto desde su estética hasta el sonido.

Entre sus alumnos está Eider Ortiz, él trabaja con Batuta (Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles de Colombia) hace más de 6 años “Yo no me imaginé los resultados, pero aprender con ellos ha sido muy productivo pues hemos tenido una excelente introducción al manejo de las tallas en madera. Los maestros son muy apasionados y tienen un gusto más allá del talento”. Ortiz agrega: “ellos comparten lo que saben y esto es muy importante, pues fusionan su experiencia con el oficio, llevándonos a avanzar en el proceso que tiene cada alumno, pudiendo aprender, para construir nuestros propios instrumentos”.

Otro de los aprendices es Natalia Bastidas, ella tiene 20 años de edad, comenzó con la lutería a los 15 años en Armenia y también está vinculada con Batuta. “yo tuve la oportunidad de venir ha aprender y esto es muy importante para mí, ya que este oficio es muy duro. Para ellos (los maestros) aprender este arte les ha costado mucho trabajo y por eso vine a saber un poco más de los que saben”. Natalia por su gusto a la música se ganó un certamen juvenil de su región que se llama Festival Cuyabrito de Oro, “los jóvenes actuales no conocen la música, es un lástima. Por eso estamos acá para aportarle a la nueva música colombiana”.

Estos testimonios, nos dan una idea de los esfuerzos que se hacen en el país para que la tradición musical no se pierda y se fusione con la de las nuevas generaciones, pues es un proyecto que dará sus frutos más adelante, donde los jóvenes vinculados con estas iniciativas, serán los maestros que enseñaran el arte a las generaciones futuras.