20-febrero-2018.

Estoy tan preocupado, y siento tanto miedo por los altos índices de delincuencia que tiene nuestro país, o para ser más específico, sólo hay que mirar el alto índice de homicidios que hay en la ciudad de Cali con un total de 1.273 casos reconocidos hasta el 2016 donde es mejor ni poner el porcentaje de los que se resuelven. Peor aún, en lo que va del 2018 han habido cerca de 5 desaparecidos por semana; en verdad es un asunto que te pone los pelos de punta. Te hacen creer que estás reproduciendo una de estas novelas suecas negras, aunque a diferencia de las novelas, aquí no hay acertados detectives que resuelvan el caso aún bajo las más extenuantes condiciones.

Son tan alarmantes las cifras, que empieza a penetrar tu cerebro y te condiciona la vida. Ya sales a abordar el bus sin dejar de mirar a todos lados, recorres las calles siempre en estado de alerta, y cuando escuchas una motocicleta acercarse, tu sentido arácnido se dispara.

Sin embargo, hay algo que me da mucho más miedo. Se están acercando las elecciones del senado y la presidencia, y con ellas, propuestas entorno a estas difíciles situaciones, e incluso, aparecen propuestas disparatadas como las del candidato al Senado Christian Garcés por el Centro Democrático, que propone el porte de armas para el Civil bajo la condición de defenderse.

Y bajo mi ignorancia política, pero teniendo un juicio común que parece que muchos no desarrollaron; hay varias tonterías implícitas en ese razonamiento descomunal y poco humano:

1. El hecho de permitir que los ciudadanos se armen para combatir el crimen como si estuviéramos metidos en un comic de Ciudad Gótica , o siendo parte de un estado independiente de los gringos, es que aquella propuesta, en definitiva, afirma que la seguridad ha sido un tema que abandonó el estado desde hace bastante tiempo. Que existe solo en nuestras propias manos el resguardarnos del peligro. Aquello que propone este candidato al senado demuestra que la policía es inútil y que, a los elocuentes políticos como él, no les preocupa en lo más mínimo generar más condiciones de seguridad e invertir en quienes por legalidad pueden portar esas armas para defendernos, apoyarnos y garantizarnos la vida.

2. Demuestra indudablemente que la población de Cali, o una gran parte de ella, está de acuerdo con generar más violencia, que no le intimida el hecho de poseer un arma de fuego, y mucho menos, quitarle la vida a otro ser humano independientemente de quién se trate. Lo consecuente sería entonces que después de permitirle al civil portar un arma de fuego, hayan propuestas para legalizar la pena de muerte. Total, la vida de los maleantes no vale un centavo para nosotros y mucho menos la nuestra para ellos, porque indudablemente, si le permites a un civil portar un arma, habrán más casos de homicidios premeditados y no precisamente alrededor de un atraco o un atentado. Aún más, en un país como el nuestro, donde las pasiones por el amor, el futbol, y el trago desprende lo peor de nosotros mismos, imagínese qué haría un arma de fuego en esas manos.

No se les haga raro que en el futuro hayan estudiantes universitarios protagonizando tiroteos por diferencias políticas. Convertirían las agresiones en Twitter más allá de 140 caracteres, ¡a bala!

3. Y, por último, en el cartel que el mismo candidato al senado ha promovido en su cuenta oficial de Twitter, afirma también el uso de municiones y explosivos, es decir que para un civil siete balas que puede tener un revolver de bajo calibre, no serán suficientes. Necesitará recargar, y aún más triste, necesitará de pequeños explosivos para impedir que los delincuentes huyan de la escena. 

¿Así es como se le declara la guerra a la inseguridad?

Es increíble que nadie más se dé cuenta que esto parece el videojuego de “Grand Theft Auto” donde en unas de las opciones se les permites a todos los personajes que circulan en el mapa, tener un arma para hacer el juego mucho más difícil. Pero aquí, en mi ciudad, aún creen que, a diferencia del videojuego, la vida sería más fácil.
Estoy muy preocupado porque reconozco personas que están a favor de esto, con las que conviví y conversé, con las que me di cuenta que respetaban la humanidad y querían el progreso y, sin embargo, anhelan combatir el crimen con un arma de fuego.

¿Sabemos entonces de quienes estamos rodeados?

Por Sebastián Paris