septiembre 27, 2019

En esta última semana de septiembre pudimos comprobar dos aspectos de gran parte de la sociedad:

  1. Muchos sufren de comprensión lectora y auditiva.
  2. Cuando alguien es honesto de manera cruda y dura, se convierte en enemigo público. Como dice el dicho, al caerle el guante a uno o varios, pues más se achantan.

El nombre de Greta Thunberg y su discurso en la Cumbre por el Cambio Climático de la ONU el día 23 fue tendencia mundial por encarar a los líderes mundiales. Tuvo buenos comentarios, malos comentarios, críticas constructivas, otras estúpidas y hasta insultos. Le juzgaron la expresiones, la condición de Asperger, el tono de voz, sus palabras y hasta su cuerpo… todo, pero muy pocos escucharon y entendieron su mensaje.

Líderes mundiales y personas tergiversaron su discurso e ignoraron su propósito por tirarle cuanta basura a la niña al decir los hechos como son.

Quien sea, es de poca trascendencia.

A la hora de la verdad, la activista de 16 años es el factor que menos importa en cuanto al debate del cambio climático. Ella solo es el portavoz del aviso, y hay que entender urgentemente que una cosa es la persona y otra el mensaje. Lo último es lo relevante y a lo que debemos darle la prioridad.

Desde hace mucho tiempo, la población global necesitaba un rostro que caracterizara la protesta y lucha por el cuidado del planeta (reducción de efecto invernadero, temperatura, etc.) para que fuera escuchada y tuviera el foco mediático que tiene ahora. La niña -voluntaria o involuntariamente, eso sólo lo sabe ella- se convirtió en esa cara del cambio con su cartel frente al Parlamento Sueco. Que el consumo y gobiernos capitales no les conviene su existencia es otra cosa, de ahí que se enfurezcan y que creen teorías conspirativas alrededor de ella. Que es otro negocio. Que es privilegiada. Que se vino en velero de miles de euros. Que le pagan gobiernos de izquierda (lo más estúpido). Que es un alien. Por supuesto que estos mensajes iban a salir a flote, el régimen mayor está muy asustado porque el mensaje de la niña abre los ojos de pequeños y grandes, los invita a CUIDAR… y ellos solo necesitan el dinero.

Exigir preservación y protección no es una cuestión de clases.

Pero hasta el momento nadie entiende esto y están confundidos con exigir soluciones para la conservación del planeta. Nadie comprende que Greta, siendo privilegiada, desplazada, rica o pobre, tiene todo el derecho de denunciar como así lo tienen niños de escasos recursos. No cabe en la cabeza pensar más allá que políticas izquierdas o derechas no tienen nada que ver. Es insólito creer que esto no se trata de clases, ni de dinero, ni de poderes.

Mientras la gente considera el discurso de Greta como el peor madrazo del mundo por su tono de voz, no se dan cuenta que eso es lo que quiere el régimen, que la juzguemos, para que así nada cambie, los recursos se exploten, se acaben y el planeta llegue a su fin.

Sigan siendo Vicente yendo por el camino de la gente. Sigan sin criterio propio.

Continúen ignorando el mensaje.