26-mayo-2020.

Por Andrés Meza Escallón

El pasado viernes 22 de mayo a las 7:00 PM se estrenó el primer episodio de la serie Matarife, que recopila las numerosas investigaciones que vinculan al expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez a casos de corrupción, paramilitarismo, narcotráfico y hasta homicidio (de ahí el nombre de “Matarife”). Este producto audiovisual, escrito y presentado por el abogado y activista Daniel Mendoza, fue hecho para ser distribuído en celulares a través de las aplicaciones de mensajería WhatsApp y Telegram, esperando así escapar a la censura la que se hubieran expuesto de usar medios más tradicionales como periódicos nacionales, Facebook, Twitter o YouTube. Aún así, el video ya cuenta con más de 4 millones de reproducciones y más de 500 mil suscriptores en el canal oficial aparte de las redes de mensajería, lo cual representa un éxito de sintonía mucho mayor que cualquier precedente de la televisión colombiana. 

Fuente: YouTube a 2020-05-24.

Periodismo vs. Opinión

Aunque el trabajo de Mendoza, producido por la australiana Box Jelly Films y dirigida por Jack Nielsen, está basado en el trabajo del respetado investigador y periodista Gonzalo Guillén, no creo que se pueda catalogar como trabajo periodístico. El formato efectista a veces es tan exagerado que cae en el amarillismo, y recuerda un poco a “Alienígenas Ancestrales” de History Channel o “Séptimo Día” de Caracol. Mendoza no se contiene a la hora de usar generosamente adjetivos como “narcotraficante” o “asesino”, mientras que la edición y la narración dan cuenta de una parcialización total en contra de su protagonista. Bastante lejos del ideal de imparcialidad al que los periodistas deben aspirar según las facultades de Comunicación. Más bien, considero que “Matarife” es un valioso ejercicio de opinión. 

De entrada, la línea que separa los trabajos de opinión del periodismo es bastante difícil de marcar. Más aun cuando maestros del oficio como Daniel Coronell o María Jimena Duzán usan sus columnas de opinión para divulgar serios y rigurosos trabajos de periodismo investigativo. Sin embargo, creo que cuando un autor pasa de denunciar hechos soportados por evidencias a tomar posición, ya está cruzando la línea de la opinión. 

Por ejemplo, son hechos que durante los dos mandatos de Uribe Vélez los secuestros se redujeron en un 90%, los homicidios en un 45% y la inflación bajó del 7% al 2%. También son hechos que se multiplicaron las violaciones a los derechos humanos, las chuzadas a magistrados y periodistas, los falsos positivos e investigaciones por corrupción al círculo íntimo de colaboradores del expresidente. Pero cuando se considera que las cosas negativas son un precio que vale la pena pagar a cambio de los beneficios obtenidos, “duélale a quien le duela”, ya se está pasando al terreno de la opinión. La cual es tan válida como la posición contraria.  

El lugar de la opinión

Guardando las proporciones, creo que “Matarife” cumple con la función social de los documentales del cineasta y escritor Michael Moore. El estadounidense, ganador del Oscar por “Bowling for Columbine (2002)”, ha sido un ácido crítico del armamentismo, la globalización, el capitalismo salvaje y particularmente las políticas de los presidentes Republicanos de su país. Y aunque de antemano ya uno sabe que el autor es parcializado, los trabajos tanto de Moore como de Mendoza logran atrapar con una narrativa entretenida que ambienta, con matices emocionales, serias denuncias que pasaron desapercibidas en medios tradicionales o que fueron censuradas del todo.  

De esta manera, alguien cuyo criterio respetamos, conecta los puntos, saca conclusiones y ofrece argumentos que también nos permiten formarnos nuestra propia opinión. Y esa opinión es la que nos lleva a la acción, a protestar, a castigar con nuestro voto a quienes incumplen sus promesas o abusan de su poder.

Por eso es tan importante que existan producciones como “Matarife” de Daniel Mendoza, sátiras como “El siguiente programa” o portales de opinión como Las2Orillas. Y merecen mención especial Daniel Coronell y Daniel Samper Ospina, quienes decidieron montar rancho aparte cuando la columna de Coronell en la Revista Semana fue cancelada. La razón es que ésta incomodaba los intereses de Gabriel Gilinski, su nuevo dueño, quien aspira a convertir la Revista en el Fox News Colombiano, es decir, un instrumento de propaganda de la derecha similar a como funciona en Estados Unidos. A Coronell y al “Youtuber de 40 años” se les unió Daniel Samper Pizano, en un sitio web de opinión al que llamaron “Los Danieles, Columnas sin techo”, que también aprovecha medios no convencionales como Instagram o Twitter.  

En conclusión, independientemente de las deficiencias que puedan tener producciones como “Matarife”, están poniendo al gran público a discutir sobre hechos que durante muchos años se habían querido barrer bajo la alfombra o callar con demandas judiciales. Y esto es muy importante para quienes opinamos que los aspectos positivos de las administraciones de Uribe Vélez no justifican tan graves conductas criminales.