El pasado lunes, 6 de febrero, Arturo Char presentó oficialmente su carta de renuncia al Senado. Esto marca un acontecimiento histórico: según la Revista Cambio, por primera vez en 30 años no habrá ningún congresista de apellido Char en el Congreso de la República.

Por: Jonathan David Tangarife Quintero.

Según lo expuesto en la carta, Char decidió renunciar a su cargo debido a que centrará toda su atención en defenderse de las acusaciones hechas por Aida Merlano sobre la presunta compra de votos que ha llevado a cabo el excongresista, lo cual se remite a un proceso abierto en la Corte Suprema de Justicia. A pesar de que desde hace cuatro años se encuentra abierto este caso, según Char da un paso al costado ahora puesto que ya fue vinculado formalmente a él.

Lo curioso de la situación es que hace unos años Álvaro Uribe hizo la misma ‘jugadita’ cuando empezó a enfrentar su proceso por presunto fraude procesal y soborno a testigos en la Corte Suprema de Justicia. ¿Qué buscaba con esto? Que dicho proceso pasara a la Fiscalía General de la Nación, donde el excompañero de universidad de Iván Duque, el fiscal Francisco Barbosa, pudiera sacarlo de aquel lío, asunto que sigue intentando luego de que, en efecto, el caso fuera tomado por el ente investigador.

La Constitución de 1991 establece que los procesos contra los congresistas siempre serán tomados por la Corte Suprema de Justicia, sin embargo, si el funcionario público renuncia a su fuero, se presenta el debate entre si su investigación debe seguir con el mismo ente o si debe pasar a manos de la Fiscalía; en teoría, esto depende de si el presunto delito por el que es investigado fue cometido bajo alguna relación con el cargo que ocupaba el aforado o no. De igual manera, este tipo de gente casi siempre se sale con la suya y acaban escapando hacia los brazos de Barbosa.

Desde el ya mencionado caso de Uribe han sido varios los congresistas que han hecho la misma ‘jugadita’ buscando siempre, de manera explícita o implícita, el mismo objetivo: impunidad, asunto que es más fácil de conseguir en la Fiscalía que en la Corte.

Luego de todo lo anterior, así Char afirme que su renuncia se debe al tema de tener mayor disponibilidad para afrontar su lío con la justicia, es probable que lo que se esconde detrás de eso sea su deseo de que dicho lío cambie de manos en el sistema judicial. Aunque también pueda tratarse de una futura aspiración a la Alcaldía de Barranquilla para las elecciones regionales del presente año; no sería nada extraño, el país ya conoce la avaricia de este clan costeño.

Pase lo que pase con Arturo Char, es preocupante el nivel de impunidad que ofrece la Fiscalía de Francisco Barbosa. Resulta inverosímil que en un país como Colombia los congresistas que presuntamente cometen delitos tengan a la mano un escape tan fácil para acabar evadiendo la justicia en un ente que también debería garantizarla, como lo es la Fiscalía General de la Nación.

En lo personal, considero que definitivamente se debe retocar la Constitución en este aspecto y que el gobierno actual debe poner a alguien lo suficientemente preparado para asumir el mando de la Fiscalía una vez se marche uno de los peores fiscales generales que ha tenido el país. Colombia no necesita más impunidad, al contrario, le urge que de una vez por todas se castigue ejemplarmente al funcionario público que se aprovecha de su poder político y económico a la hora de cometer delitos.