Todos, sin excepción alguna, en algún momento de nuestra vida hemos soñado con ese príncipe azul o princesa de película dramática que va a formar un maravilloso equipo y cumplir con nuestros más adorados sueños. Me duele aclararles que el porcentaje de esa realidad es tan mínima. Por conocimiento propio son más las personas que prefieren disfrutar de su soltería que iniciar una relación por todo lo que implica, no obstante, hay algunos que conseguir pareja está dentro de sus propósitos de año nuevo. Porque no se puede negar que ver a dos seres humanos enamorados independientemente de su orientación sexual, es algo inexplicable y podría llegar a confesar que las mariposas en el estómago se teletransportan hacia nuestro propio organismo.

Enamorarse, estar feliz, con confianza, darse un beso apasionado y hacer el amor son momentos inolvidables, desafortunadamente esos sucesos pueden llegar hasta ser los primeros y últimos con personas equivocadas. Porque bajo mi experiencia y monitoreo social me he topado con individuos aún más importaculistas que conciben el amor como algo que ya no es tan valorado como antes. ¿Dónde quedó la moral y la ética? ¿será que ser infiel y la promiscuidad son patrones de la conducta de algunos? Y mi menor pretensión es subestimar y estigmatizar a una minoría, pero cada vez me sorprendo más de la forma que los usuarios de plataformas digitales para encontrar citas o su media naranja se aferren a buscar a alguien para disminuir la coloquial “arrechera”, se volvió en algo que al principio suena divertido, pero al final, ¿cuáles serán las secuelas que dejan?.

No soy para nada morrongo, de hecho, no me queda, he pisado estos terrenos desesperantes de las apps de citas y los resultados son sorprendentes y hasta escalofriantes, sin ánimo de ofender. Hay amigos que me han manifestado su descontento por el uso de estos mecanismos de comunicación y otros me respaldan, pero son muy claros al destacar que las posibilidades de encontrar a alguien que valga realmente la pena, es demasiado mínimo. Y tienen toda la razón, incluso, en una de mis columnas lo llegué a mencionar, la decepción a la que uno llega es impresionante y absoluta. No obstante, lo más irónico del asunto, es el ¿por qué?, ¿por qué accedemos a perder nuestra dignidad con sujetos que aportan tan poco a nuestra vida? Y si aportan, sería un placer efímero, porque les aseguro que ciertas personas les interesa disminuir esas ganas con el primer perfil que vean activo.

Las respuestas llegan tan rápido como el tren que supuestamente nos dejó, muchos confunden el placer con el amor, y a pesar de que jamás en mis veintidós años de existencia he tenido una pareja oficial, asunto por el cual no me siento avergonzado; mi sentido común sigue prevaleciendo en esta situación, porque la unión entre lo que mencioné previamente permite un resultado impecable, casi completo. En cuanto a mi pregunta de por qué tanta necesidad de conseguir pareja, es sencillo, el vacío que se lleva por dentro es muy grande y la soledad no permite cubrirlo. No está mal estar solo y mucho menos sentirse inferior porque la mayoría de tus amigos ya tiene pareja o toda tu familia. Siempre seré partidario de que el amor más importante y por el cual hay que luchar hasta el final de nuestros días, es el amor propio ya que es nuestra coraza ante tantas adversidades. Por otro lado, en ese mismo afán por conseguir pareja, la mayoría no nos detenemos un momento a analizar a la otra persona y formularnos distintas cuestiones. Óyeme y aquí viene la frase: “te está dejando el tren”, pero yo les traigo una mejor: sencillamente es que no quise abordarlo en ese instante o quizás no ha llegado el tiquete indicado para mí o esa ruta no era para mí. Los invito a subirse al tren de la madurez y de la paciencia, porque tener sexo con cualquiera es rico, pero más rico y digno es hacerlo con alguien que valga la pena y les aseguro que la persona que está a nuestro lado es el reflejo intacto de nuestro nivel de amor propio, eso no olviden nunca.