La semana pasada se hizo viral un video en el que es posible escuchar a Anatolio Hernández, representante a la Cámara del partido de la U (sí, el mismo en el que estará Caterine Ibargüen) preguntando sobre cómo votar en la polémica y nefasta modificación de la Ley de Garantías, quien le respondió fue nada más y nada menos que Jennifer Arias, la presidenta de la Cámara Baja, indicándole “Anatolio, vote sí”.

A este tipo de aberraciones nos sometemos cuando votamos mal o, incluso, cuando no votamos; nos sometemos a que ineptos como Anatolio vayan al Congreso a no hacer nada, a dormir o a jugar con el celular, y a que luego simplemente sigan órdenes de sus amos a la hora de votar.

En nuestro Congreso hay y siempre ha habido una cantidad de Anatolios que usted ni se imagina: borregos serviles a las necesidades de la mafia política que nos gobierna.

Y es que tampoco se trataba de votaciones estúpidas como la de proclamar el carriel antioqueño patrimonio cultural de la nación, se trataba de uno de los mecanismos a través de los cuales intentarán robarnos las elecciones del próximo año: la Ley de Garantías.

Con el voto a favor de 54 Anatolios, se aprobó este “mico” dentro de la discusión alrededor del Presupuesto General de la Nación para el 2022, dando vía libre así a que se celebren contratos en plena época de elecciones, lo cual trae consigo la repartición de los mismos, siendo dirigidos hacia gente que pueda devolver el “favor” con votos para el personaje político y promoviendo (directamente o no) el empleo del erario para financiar campañas electorales y la compra de los votos con los que siempre llega a la presidencia esta corruptela. Lo lógico sería que, al tratarse de una ley estatutaria, tal modificación debería pasar a ser revisada por la Corte Constitucional, ya que, de lo contrario, los funcionarios estarían prevaricando, pero lo más probable es que todo esto lo omitan.

Estamos en una época en la que casi todo el país se está lanzando al Congreso… ¡OJO! Hay más de un camaleón escondido bajo estas intenciones. Una muestra clara de ello es Caterine Ibargüen, quien una de dos: o se está dejando engañar por Dilian Francisca Toro con sus falsas promesas para obtener votos a partir del nombre y reconocimiento de la deportista, o esta última, aún sabiéndolo, se vendió. Por otro lado, también tenemos a Ariel Ávila, gran periodista que ahora se lanzará al poder legislativo para seguir cometiendo el gran error que muchos no olvidamos: su silencio inquebrantable frente a las injusticias y pésima administración de Claudia López, entre otros momentos en los que ha preferido callar antes que dejar “mal parado” a algún miembro del partido al que ahora pertenece abiertamente: Alianza Verde, qué coincidencia.

Cada vez se acercan más las elecciones, piense, reflexione, investigue y lea para que saquemos a todos los Anatolios del Congreso y le devolvamos a esta institución la credibilidad que merece a partir de miembros decentes, honestos y progresistas. Recuerde: 55/86, la fórmula del cambio, la obtención de las mayorías en el Congreso.